La mujer eje temático del Uskara Eguna 2017 (fuente Kebenko)
Desde que la asociación Kebenko puso en marcha esta iniciativa han sido muchos y muy variados los temas alrededor de los cuales se ha celebrado este día dedicado al uskara roncalés. Este año hemos decidido dedicarlo a la mujer roncalesa, en un intento de reconocer algo de lo mucho que ha supuesto y supone su aportación a nuestra cultura y manera de ser.
En todas las sociedades y culturas el papel de la mujer es clave, pero en la roncalesa creemos que lo es más, si cabe. Al ser las dos principales actividades económicas la ganadería trashumante y la explotación forestal muchos de los hombres roncaleses estaban obligados a pasar varios meses fuera de aquí con sus ganados o con las almadías.
Durante esos largos meses eran las mujeres las que quedaban a cargo de la mayoría de las tareas: cuidar a ancianos y niños, atender la casa con sus animales y sus huertos, administrar la economía doméstica etc. Aún siendo todas estas tareas muy importantes también lo son otras menos visibles: mantener y transmitir la cultura roncalesa con su idioma, sus tradiciones, sus costumbres, sus cantos y oraciones etc. Y también cuando fue necesario fueron capaces de salir a trabajar fuera del territorio para poder complementar la economía de las casas.
Se puede afirmar que gracias al papel de las mujeres roncalesas esta sociedad ha mantenido su personalidad durante tantos siglos. Como una trenza que recoge todo el pelo disperso y le da unidad y consistencia así ha sido el papel desempeñado por la mujer en esta sociedad. Serían innumerables los ejemplos que se pueden poner para demostrar esto que estamos diciendo, pero solo vamos a contar dos anécdotas en las que se aprecia este papel. Están referidas a dos de los elementos más característicos de nuestra cultura: el uskara y el traje roncalés.
En cuanto al uskara señalar que la primera constancia escrita corresponde a la declaración de una mujer acusada de brujería en el siglo XVI en un proceso que se celebró en Burgui. Estaba acusada por ser mujer y fiel a sus costumbres que no eran las del poder dominante del momento. Pero a su vez los últimos documentos hablados de nuestro idioma también son de mujeres, de esas mujeres que decíamos antes que alargaron la vida del uskara en esta tierra más allá de la lógica que la economía, la geografía y el poder hacían pensar.
En lo que respecta al traje, contar que el paso en el siglo XVIII del tocado tradicional a la mantilla fue fruto de una revuelta femenina. Dado lo trabajoso que era preparar aquel tocado y la cantidad de tareas que tenían, algunas mujeres solicitaron poder usar mantilla para ir a misa. Los hombres de la junta no les concedieron ese permiso pero ellas siguieron erre que erre y algunas de ellas se presentaron un domingo en misa con la mantilla. ! Qué osadía! Las llevaron al calabozo pero ni así lograron que desistieran y al final no quedó otro remedio que hecerles caso. Os imagináis hoy el traje femenino roncalés sin la mantilla que tanta vistosidad le da.
Son estas dos pequeñas pinceladas que simplemente ilustran la justicia y necesidad del tema elegido para este año.
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